Desde que hubo una reyerta entre descerebrados ultras del Atleti y del Dépor en los aledaños del estadio Viecente Calderón en que tristemente falleció un seguidor ultra del equipo coruñés, he venido escuchando una serie de medidas que quiere tomar la Comisión Antiviolencia junto con los clubes de la Liga Profesional: Prohibir cánticos racistas, insultos en las gradas, etc, etc. Cualquier tipo de medida que evite la violencia siempre será bienevenida.
El problema se plantea en que deberían tratar de erradicar esos comportamientos desde el fútbol base. Tengo dos hijos que juegan en categorías prebenjamín y alevín y no hay fin de semana en que algún energúmeno/a se dedique a insultar a los árbitros, a menospreciar los aficionados contrarios, a los propios niños o a los entrenadores. Incluso he visto llegar a las manos a algunos padres. Una vergüenza
Como esto no cambie desde abajo, poco se podrá hacer.
Ojalá tomen nota las autoridades pertinentes.
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