lunes, octubre 30, 2006

LAS PROFESIONES

El pasado sábado, D., mi compañero de bufete acudió al tanatorio de turno para dar el pésame por el fallecimiento del abuelo de una amiga.
Contaba con oficiar los saludos de turno, aplicar un par de veces el "no somos nadie" y, tras los veinte minutos de rigor, ir a disfrutar de la tarde-noche en compañía de su pareja.
Sin saber cómo, se vio rodeado por todos los familiares del finado analizando las cláusulas de la póliza funeraria que aquél había contratado y discutiendo con la comercial del Santo Entierro la aplicación, vigencia y validez de unas condiciones o de otras.
Dos horas y media después de su llegada al mortuorio, se dirigió al cine donde por poco no llega a la sesión planeada desde un principio.
Por lo menos la película de Martin Scorsese, "Infiltrados", mereció la pena.

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