Hace diez años. Diez. A las doce del mediodía. A la hora en que el reloj del pueblo donde vivo toca el Avemaría de Schubert. ¿Cómo no echarte de menos todos los días?.
Diez años que nos dejaste, aunque no para siempre. Diez años en que moriste rodeado de todos los tuyos, dejando para el recuerdo los guiños que nos dirigiste y un par de lágrimas, que a modo de despedida, te rodaron por las mejillas.
Dos lustros sin escucharte, sin abrazarte, sin ver tu sonrisa socarrona...............Diez años soñándote, recordándote y cuidando de los que dejaste en tierra. Me da rabia que te hayas perdido tantas cosas buenas que nos han ocurrido, aunque tal vez, si han sido tan buenas, es que has cumplido la promesa que me hiciste al marchar cuando te susurré al oído lo mucho que te agradecía lo mucho que habías hecho por nosotros.
Diez años en que te he seguido queriendo con locura.
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