Imaginemos. Nos acaban de operar de apendicitis. Tratamos de recuperarnos en el hospital. Habitación 543 de cualquier hospital administrado por la Seguridad Social. Dos camas por habitación, dos pacientes. En esas entra una persona y nos pregunta acerca de nuestra identidad. Cuando contestamos que la persona buscada es el compañero de al lado, el visitante saca una pistola con silenciador y le descerraja cuatro tiros. Nos da las gracias y, tal como ha entrado, se marcha.
A mí, como mínimo, se me saltarían los puntos.
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