Madrid (segundo día)
Amanezco. Salgo a correr por la Dehesa de la Villa. Cuestas. 54 minutos. Todo un récord.
Tras desayunar ligero me doy un paseo por Saconia, por el barrio. Respiro antaño. Hago algunos recados, reuno a la familia y al Tejar. Celebración familiar de cumpleaños. Cholito, Miña Lúa, el ser bajito, Ámbar, Aurelita y yo. La tarta marca el número 173.
Día de piscina. Disfrutamos como enanos y los enanos disfrutan como lo que son. Repartimos regalos cual si estuviéramos en Navidad. Una pasada. ¡Qué ilusión!
A medio día comida de celebración. Hacía mucho tiempo que no coincidíamos todos juntos. Es un auténtico lujazo. Antes de comer le he ganado un libro (el que ella quiera) a Aurelita, que se ha atrevido a retarme a un largo olímpico. La he sacado medio brazo de distancia.
Después de comer, "pachanguita" de basket. El sombri y Alpendre man, contra el reencuentro y yo. Nuestro tiro exterior no responde como es debido y perdemos 20-11. Es como jugar dos "fido-didos" contra Shaquille O´Neill en versión doble.
-Pásamela, pásamela que ya he ganado la posición.
Así cualquiera.
Pagamos los helados de la merienda. Por cierto, descubro el calippo de coca-cola, que está exquisito, hasta que me lo "birla" el ser bajito.
El sombri me regala un reloj bastante chulo, que ahora mismo llevo puesto.
Nos dan las 20 horas y las despedidas siempre duelen. El año que viene hay que organizar otra igual. Se podría convertir en una sana costumbre.
Llegamos a casa derrotados pero con una imborrable sonrisa en la cara y el recuerdo, también imborrable, del abuelo ranita.
Mañana más.
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