Han transcurrido ocho años desde que falleció Antón. El tiempo pasa y no perdona. Pero ya no está solo. Donde quiera que se encuentre estará acompañado por Rafa y por Eloy, fallecido recientemente.
Recuerdo aquél viaje a Jaen para visitar la nueva tienda de deportes-ECI y tras la copiosa comida con el director del centro y con "Felisín", de vuelta a Madrid, quiso vacilarme poniendo su Opel negro a 190 km/hora en aquella inmensa recta.
-¿Ese coche que estaba en la cuneta?
-Tranquilo. Seguro que era una pareja echando el casquete de la siesta.
En cuanto terminó la recta, los hombres de verde nos dieron el alto.
Eloy, con su habano en la boca, mostró los papeles, aceptó la receta y, sin perder la compostura, me dijo:
-¿Un casquete, eh?
Son muchos y buenos los recuerdos de la gente que se ha ido. Ojalá nos esperen muchos años.
¡Está volando una hostiaaaaaaaaaaaaaa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario