Los acusados eran dos. Ambos se habían denunciado mutuamente por una pelea en la que sufrieron lesiones de diversa índole. Uno de ellos, de un buen puñetazo, le rompió la nariz al otro porque éste, a su vez, le había quemado en la ceja con un cigarrillo.
Durante el juicio se practicaron diferentes pruebas; múltiples testigos y una pericial médica. Tras las conclusiones y el alegato final de los abogados, Su Señoría concedió la última palabra a los imputados. Normalmente, este trámite se otorga por si desean añadir algo respecto a los hechos y para que declaren su culpabilidad o inocencia. El acusado que, supuestamente, había quemado al otro con un cigarrillo declara que no está de acuerdo con lo relatado por cuanto él ni fuma ni bebe.
El otro, se pone de pie, agarra el micrófono y dice:
-Señoría, yo tampoco fumo, bueno, aunque de vez en cuando, con mis amigos, me echo algún cigarrito. Acto seguido, se vuelve a sentar.
¿Resultará condenado?
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