Como casi todos los días que puedo , he ido a buscar al ser bajito a la salida del colegio. Pero hoy, esa salida no ha sido tan alegre como siempre. Se ha quedado parado en la puerta, con un puchero dibujándose en su boca y mirada triste.
Le he preguntado qué le pasaba y me ha respondido que nada.
De camino a casa, no hemos hablado mucho.
Una vez en el calor del hogar, se ha quedado sentado en un rincón de su habitación, meditabundo.
Cuando le he vuelto a preguntar, por enésima vez, qué le pasaba, me ha contestado:
-Nada, necesito estar solo, un rato.
Todavía no ha cumplido los cuatro años.......................
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