Tengo muchos amigos madridistas que, al igual que otros cientos de miles seguidores del equipo blanco, están en paro o no llegan a fin de mes.
Cuando en el día de ayer se anunció el superfichaje de la estrella portuguesa, Cristiano Ronaldo, por el que el club de Florentino había pagado la cuantía de 94 millones de euros, por primera vez, en la vida, escuché a más de uno que se avergonzaba de ser seguidor del Real Madrid.
Por mi parte si ya sufría antimadriditis compulsiva, con el derroche que los merengues vienen haciendo en esta época de vacas flacas, dicho sentimiento de asco hacia los vecinos de Concha Espina se ha visto incrementado en 150 millones más. Lo único que les deseo es que queden quintos en la liga y como siempre, sean eliminados en cuartos de Champions y de la Copa del Rey.
Pues eso
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