Érase una vez que se era, en un país muy, muy lejano, un niño que siempre fue muy caprichoso. Desde su más tierna infancia estuvo acumulando rabia en su interior. Cada vez que sus padres le negaban un capricho, se enfurruñaba agachando la cabeza, cruzándose de brazos, llorando y pataleando. Cada vez que su entrenador no le ponía de titular en el equipo tenía la misma reacción o cada vez que su profesora le reñía por no haber hecho los deberes o cada vez que sus amigos del parque le hacían un regalo por su cumpleaños que no le gustaba o cada vez que los reyes magos no le traían toda la gran cantidad de juguetes que había pedido o cada vez que sus padres no le permitían, cuando contaba con quince o dieciséis años de edad, salir de marcha hasta las seis de la mañana. Cada vez que se le negaba un antojo reaccionaba de la misma manera y el odio hacia los demás iba creciendo y creciendo.
"Algún día me vengaré"-pensó.
Ja ja ja ja
ResponderEliminarMuy buen giro final
Abrazos aplausivos