Ayer, los operarios que aparecen en la foto, me permitieron tocar un trozo del muro de Berlín, justo antes de que fuera encerrado para siempre. Sentir a través de mis manos la historia, las lágrimas por la alegría de la reunificación y también las lágrimas y el sufrimiento de tanta gente que quiso saltar ese pedazo de piedra en busca de la libertad. Gracias.
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