viernes, agosto 24, 2007

PRIMERO LA OBLIGACIÓN Y DESPUÉS LA DEVOCIÓN

El ser bajito ha debutado como futbolista. Todos los años se organiza un torneo entre la chavalería de la comarca. Esta vez han participado cerca de quinientos niños de entre tres y diecisiete años de edad. Categorías de promesas, benjamines, alevines, infantiles y juveniles.
Buen ambiente, nuevas amistades y deporte. Deporte en equipo.
Pero ocurrió que el ser bajito, ayer, justo antes de empezar a jugar su partido, se encontró con unos amiguitos de la guardería. Para él era más importante jugar en los columpios con sus colegas que jugar el partido. Es más, a mitad del encuentro dejó a sus compañeros en inferioridad numérica porque se había empeñado en abandonar la cancha para ir a jugar con los de la guardería. No entraba en razón. No entendía que no podía dejar a sus compañeros de equipo "tirados". Me enfadé con él y me dolió en el alma castigarle sin jugar con sus amiguetes de guardería y marchándonos a casa. Él llorando y yo con un cabreo monumental.
Al final de la noche, justo cuando le metí en la cama:
-Papi, me he portado mal, ¿verdad?
-Sí, hijo, no se puede dejar tirados a los compis de equipo para irte a jugar a los columpios. Primero tienes que acabar el partido. No puedes jugar o dejar de jugar cuando a tí te apetezca.
-Pero es que estaban Joaquín y Alex
-Ya, cariño, pero lo primero es lo primero y si no, no haber pedido que te apuntáramos al torneo.
-Ya no lo vuelvo a hacer. ¿Somos ya amigos?
-Sí hijo, sí, "somos ya amigos". Que tengas dulces sueños. Te quiero muchísimo.
-Yo a tí también, papi.

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