Me voy a permitir el lujo de transcribir un párrafo de ese maravilloso libro que he descubierto gracias a la recomendación de "Saconita", "El código del samurái":
"Si hay alguien tan inmaduro como para olvidarse del cuidado de sus padres, que son el origen de su propio cuerpo, será imposible que se vea conmovido por la ternura de su señor, que no es de su carne y de su sangre, devolviéndola en forma de lealtad".
Sustituyamos la palabra señor por amigo y a la palabra lealtad añadamos complicidad, generosidad y confianza.
Es por éllo por lo que dejamos tantos amigos en el camino y los verdaderos se cuentan con los dedos de las manos.
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