Ayer ocurrió la debacle en el Calderón. Hacía muchísimo tiempo que no presenciaba un partido tan extraño y cómico, sobre todo desde que Simeone ejerce de entrenador.
Eso sí, ayer, esta película de risa en que se transformó un partido de fútbol, me dejó clara una cosa:
SERGIO ASENJO no debe volver a vestir la camiseta del equipo de mi alma. Es un portero mediocre y que, además, está gafado como aquél otro que vino del Espanyol, a finales de los 90 y que se llamaba Toni. Unos verdaderos fraudes.