Cuando nos designan a través del turno de oficio, para asistir a un justiciable, nos envían una carta donde nos facilitan los datos del cliente, así como el asunto que vamos a llevar.
Ayer le llegó una notificación a D., mi compañero de despacho.
Lo primero que hizo, como es natural, fue marcar el número de teléfono facilitado para tratar de ponerse en contacto con el cliente y concretar una cita con él.
Se trata de un divorcio y le ha tocado defender al futuro ex-marido.
A la tercera señal del teléfono móvil, decuelga una voz de mujer:
-¿Diga?
-Buenas tardes, quisiera hablar con Fulano.
-No va a poder ser, ahora mismo no está.
-Verá, es que me urge hablar con él.
-Ahora mismo es imposible, no está y aunque estuviera, tampoco podría hablar con él.
-Disculpe, es que me han designado como abogado suyo por el turno de oficio y es importante hablar con él, ya que ha diso demandado y si no contacto con esta persona, se nos va a pasar el plazo para contestar a la demanda.
-Le digo que es imposible que pueda hablar con usted.
Silencio, cuatro segundos
- ¿Y eso?, ¿Es usted su mujer?
-No, soy su madre, pero es que mi hijo es sordo y por eso no va a poder hablar con usted.
Silencio, cuatro segundos
- Dígale que venga por el despacho una tarde de estas, lo más urgentemente posible. Gracias
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