lunes, octubre 01, 2007

URGENCIAS (II)

El caso es que después de tanto trasiego, al ser bajito no le vieron nada en la radiografía, pero a él su muñeca le seguía doliendo. Ante la nada, lo mejor un vendaje compresor. El caso es que el peque llegó a casa con los dedos comenzando a amoratarse. Muy buena la pediatra que le atendió, además de simpática y agradable. Podía haberse dedicado a otra profesión.
Hablando con una amiga de la familia nos recomendó acudir a una señora que vive en una aldea y que tiene un don. El don de curar con sus manos. La señora Maruja. Había visto varios reportajes de gente que suele aprovecharse de las enfermedades de los demás alegando poderes mágicos, con el fin de enriquecerse a su costa. Pero cuando se trata de un hijo, lo que sea. Ver al ser bajito sin poder utilizar su mano derecha hacía que el alma se me cayera a los pies. Decidimos acudir con ciertas reservas.
Al llegar al lugar, la señora estaba atendiendo a un paisano:
-¡Cago en Dios! señora Maruja, cómo duele ahí, no apriete más, señora Maruja, no apriete maaaaaaaaaaaaasssssssssss, ay, ay!!
-Calla rapaz, calla, que esto no es nada, tienes que intentar no caminar apoyando el pie de esa manera que te lo fastidias- todo ello mientras le daba un masaje.
De repente se escucha, ¡crack!
-Oooooooooooostiaaaaaaaaaaaaa señora Maruja, ostiaaaaaaaaaa, eso si que dolió.
-Ya está arreglado, te pongo esta venda y a caminar.

Efectivamente, el paisano salía caminando.

Al rato entramos con el ser bajito y tras aplicarle una pomada y darle unos masajes en la muñeca, salió como nuevo. No supo explicarnos si se trataba de huesos, nervios o tendones. Élla de eso no sabe. Notaba que algo iba mal y se limitó a colocarlo.
El peque ha quedado perfecto, utilizando su mano derecha como si nada hubiera ocurrido. Y encima no quería cobrarnos nada.
Tuvimos que darle la voluntad, cosa que hicimos con inmenso placer.

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