Frente a mi mesa de trabajo, en la pared, cuelga una foto tomada por Saconita en el mes de noviembre de 1.992. En ella se ve a dos chicos sentados, de espaldas a la cámara y de cara a los picos del Pirineo Navarro. Uno de ellos lleva un plumífero de color rojo y el otro, de pelo rubio, un forro polar de color azul.
Un instante, una conversación, un momento grabado de por vida.
El sitio, el monte Abodi, donde la luna y las estrellas se tocan con la punta de los dedos.
¡Dios existe y es navarro!
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