miércoles, noviembre 29, 2006

EL ESTRÉS DIARIO

Descuelgan el teléfono:
-¿Sí?
-¿Qué pasa tío, qué tal estás?
-Currando, a tope.
-Pues te estoy llamando desde el manos libres, que voy conduciendo.
-Por aquí todo bien, pero oye, ¿es muy importante lo que me tienes que decir?, es que estoy hasta arriba de curro.
-No, tranquilo, puede esperar. Tan sólo llamaba para charlar un rato contigo y saber qué tal estabas. Venga, un beso y ya hablaremos.
-Vale, ya hablaremos.

El estrés de hoy no nos deja dedicar ni cinco minutos a charlar con un amigo, un hermano o cualquier otro ser querido. Damos más importancia al curro que a un "te quiero" o a un "solo llamo para interesarme por tí".
Luego buscamos el hueco para charlar y pocas veces lo encontramos.

Desde aquí quiero pedir perdón a mi familia, amigos y personas que aprecio por no dedicarles más tiempo del que se merecen, por no llamarles con más frecuencia o escribirles más asiduamente.
Aún así, siempre los llevo muy dentro.

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