Se acerca el fin de semana y uno de los verdaderos placeres del sábado por la mañana, cada quince días y mientras haya liga, es ir a sellar la quiniela de fútbol. Es el verdadero placer que comparto con mi hermano Rafeca y con mi suegro. Siempre que me toca rellenar el boleto lo tengo que hacer por duplicado. Cuatro dobles.
Acto seguido marco el número de teléfono de mi hermano y le dicto las apuestas. Siempre se cabrea porque el resultado que le pongo al atleti es favorable.
-Así no nos haremos millonarios en la vida
-Anda, cállate y dame el número de cuenta, que el lunes te ingreso los millones.
El lunes siempre le llamo para decirle que hemos acertado cinco.
En fin, un lujo poder compartir estos momentos.
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