domingo, noviembre 12, 2006

SIMEONE


"Cholito". Así llamaba el abuelo ranita a la que ahora es la llalla en honor a aquel jugador del atleti, alma del equipo en el doblete del 96.
La puso este nombre porque podía con todo, era el alma de la familia. Una persona increíble, digna de ser admirada que sacó adelante a los suyos a base de trabajo, cariño y dedicación exclusiva. "Ejecutiva del hogar", se autodenominaba.
Antes de su tercer diceciocho perdió al abuelo ranita y con cincuenta y dos años y cuatro hijos, de repente, en cuestión de un año, se quedó sola. Sola en una casa que antaño había estado llena de ruido y de vida. Ahora, silencio.
"Cholito" ha sabido afrontar su camino al cuarto dieciocho de una manera espectacular.
Cuatro nietos y uno en camino.
Los lunes, por la mañana, madruga como la que más y marcha al hospital a colaborar con enfermos de cáncer tratando de echar una mano en lo que puede, simplemente escuchando y ofreciendo su hombro.
Dedica tiempo a re-conocer ese Madrid que la vio nacer. Lee dos o tres libros al mes, va a clase de relajación, hace teatro, escucha bastante música, ve mucho cine, cuida que la comida no tenga demasiada sal y sigue disfrutando a tope de sus hijos (que ahora son ocho) y de sus nietos.
Siempre con una sonrisa y una buena palabra para todo el mundo.
Ahora se encuentra un poco fastidiada por el dolor que siente en sus muñecas. Pero estoy seguro que ese dolor no va a poder con ese corazón lleno de coraje, luchador.
No hay día que no piense en ella, la eche de menos y la admire un poco más.

Me encantaría llegar a mi cuarto dieciocho con ese coraje colmado de serenidad.

La quiero siempre, fuerte y apretado y espero que no se le olvide nunca. Sólo me gustaría que las visitas, breves, pero intensas, siguieran siendo igual de intensas, pero menos breves. Igual algún día se cumplen los deseos.

Dedicado a una madre.

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